El ego habitual de los publicistas, visible hasta en los perfiles de Linkedin, desató una guerra interna en el PRO.

La parte técnica de la comunicación política de la campaña de Mauricio Macri recayó en los publicistas Joaquín Mollá y Andrés Gómez, que trabajaron durante los últimos años bajo el ala de Marcos Peña, la última palabra en el PRO sobre el manejo de la comunicación.

Mollá es el creador de La Comunidad, una agencia de publicidad que tiene su casa matriz en Miami y opera en varios países. Mientras delineaba los spots de campaña de Macri, se enfrentó a Gómez, que fue quien lo introdujo en el mundo PRO y le presentó a Peña y al propio Macri.

El publicista de renombre se olvidó de ese gesto y comenzó una batalla interna con Gómez por los espacios que pretendían ocupar después de las elecciones nacionales.

La pulseada la ganó Molla por la relación personal que cultivó con Macri, y no solo se quedó con la publicidad de la Nación, sino también con la publicidad de la provincia que gobierna María Eugenia Vidal. Ambos presupuestos multimillonarios. 

Para no dejar en banda a Gómez, Peña le pidió a Larreta que lo cobijara en la Ciudad. Pero Gómez es resistido por el larretismo paladar negro. De hecho Gómez pasa más tiempo trabajando la comunicación de Francisco Cabrera en su ministerio que visitando las oficinas de Uspallata.

Por su parte, Mollá pasa sus días entre Miami y Buenos Aires, diagramando lo que van a ser los ejes comunicacionales de la gestión de Macri y Vidal. 

“No nos queda claro cuál es su rol, lo único que vemos es su nexo con las agencias de publicidad, es como un intermediario”, dijo a LPO una de las personas que participan en la mesa de decisiones del Jefe de Gobierno.